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__ martes, 14 de septiembre de 2010 ;


¿Os podéis creer que me haya levantado a las 08:00 (am!) para ponerme a hacer ejercicio en la bicicleta elíptica? A veces me asombro a mí misma de lo que puedo llegar a asombrarme. Hoy, yo, la niña del "odio hacer ejercicio", la del "odio hacer deporte", la de "ya estoy que me ahogo", la de "odio madrugar" y la de "5 minutitos más, que no voy a quedarme dormida", hoy, precisamente hoy, me he despertado a las 07:00am sin absolutamente nada de sueño, al ratito me he levantado, me he puesto ropa de deporte (aunque parezca increíble tengo, porque el año pasado no me quedó otro remedio que comprarme para hacer Educación Física) y me he ido directamente a la bici.

En fin, que he decidido que como me queda un año (crucemos los dedos) para irme a estudiar a la Universidad y, por tanto, irme a vivir a otra ciudad, ¡tengo que cuidarme mucho para llegar llena de energía!

Además de haberme propuesto hacer ejercicio más o menos de forma constante (el ideal sería diariamente, pero como me conozco... pues eso) también he decidido empezar a comer sano; eso quiere decir que dejo de lado el chocolate y la mayoría de productos que lo tienen entre sus ingredientes fundamentales -creedme, tengo fuerza de voluntad para eso :)-, que voy a comer en su lugar mucha fruta -la cuál estoy descubriendo que no es tan mala xD- y a mezclar en mis comidas diarias todo tipo de verduras -cosa que antes no hacía, salvo extraños casos aparte- a excepción de unas pequeñas criaturitas con forma de riñón que componen una clase de "puchero" que por ahora soy incapaz de tragar: las judías! (Pero que conste que la parte verde de fuera no me da problemas...)

Y digo que "por ahora no soy capaz" porque hasta ahora pensaba que nunca más volvería a tomar leche desde que un día de hace unos 2 años, de la noche a la mañana (y no es una exageración, lo digo literalmente) empecé a odiar la leche hasta el punto de que no era capaz ni de olerla. ¿Y a qué carajo viene esto de la leche? Pues a que hace una semana me ha vuelto a dar por la leche -mi madre alucinando, obviamente-, y encima es desnatada y en vez de azúcar le pongo sacarina. ¡Toma ya, que a chula no me gana nadie! Y por toda esta milagrosa experiencia que os acabo de contar digo que quién sabe lo que pasará, y que a lo mejor las judías se convierten algún día en mi comida favorita. Aunque, jeje, en este momento os aseguro que lo dudo.

Written...bY *M@gic@l An@i$* *
 A laS: 10:03 ;